domingo, marzo 27, 2016

¡Elijo ser feliz ya!



Me he dado cuenta de que los seres humanos postergamos la felicidad desde estamos chicos. Empezamos a descubrir el mundo, observamos a los mayores y pensamos que cuando seamos como ellos seremos felices y vamos a hacer capaces de hacer las cosas que ellos hacen con mayor autonomía, aunque esa no sea precisamente la palabra que usemos. En la escuela lidiamos con las cosas propias de esta época y pensamos: seré feliz cuando pase al colegio y no tenga que luchar con las cosas que tengo que batallar aquí, luego pensamos que la felicidad vendrá cuando pase a la universidad, cuando haga la maestría, cuando me consiga una pareja que me quiera y que me comprenda, seré feliz cuando cambie este coche por otro de última generación, cuando me mude a la nueva casa, que seré feliz cuando vengan los hijos, que seré feliz… la lista nunca termina, siempre estamos trasteando la felicidad. Mi madre siempre ha dicho que la felicidad son pequeños momentos y pienso que sí, la felicidad son pequeños y grandes momentos de alegría salpicados de pequeños o grandes momentos de disconfort, incomodidad, problemas con que lidiar que se traducen en infelicidad. Cómo podríamos comprender y dimensionar el esplendor, la magia y el magnetismo de la noche si no conociéramos la belleza de un día soleado.

Y con esa costumbre de trastear la felicidad tenemos el hábito de quejarnos por todo, si llueve, si está haciendo demasiado calor, vemos una persona y empezamos a hacer juicios de valor, además estás temiendo que algo malo va a ocurrir, es un dialogo mental que no para. Y de esta forma sumamos más insatisfacción e infelicidad a nuestra vida.

Si optamos por aceptar cada momento tal y como es, incluso aquellos momentos que consideramos difíciles o problemáticos y ponemos el foco en lo que tenemos para agradecer, todo cambia.

Aceptar que la felicidad está aquí y ahora conmigo es apreciar cada momento, cada experiencia, cada situación, cada acto por simple que sea como único y especial, pues en verdad es único y especial. El sólo hecho de levantarnos cada día con vida es un milagro. Apreciar este milagro abre la compuerta del asombro y cambia la forma en que miras el mundo. Toma lápiz y papel y empieza a hacer una lista larga, larga de todo lo que tienes para agradecer, llévala contigo y cada que las cosas estén frenadas, que no fluyan como esperas, toma tu lista y recuerda porque la vida es estupenda para ti. Y empecemos a ser paranoicos a la inversa, intuye, percibe que van a pasar cosas estupendas, maravillosas, fantásticas.


Ps. Luz Marina Hoyos Duque


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